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Una de las experiencias más importantes e impactantes de su infancia fue sin duda el ciclón que azotó las costas de Colima en octubre de 1959, que tanta destrucción y muerte causó en todo el estado, sobre todo en Manzanillo y Minatitlán. Su mamá tenía un hermano sacerdote, quien había venido desde Toluca a oficiar su "Cantamisa"; en su tierra natal. Acá lo sorprendió el mal tiempo y le urgía regresar a su parroquia, pero como no había servicio de autobuses ni de trenes por tantos puentes caídos y el mal estado de las carreteras y las vías férreas, se anotó en la lista de espera para salir por aire en uno de los aviones que llegaban con víveres desde Guadalajara y les pidió permiso a sus papás para llevarlo consigo a su parroquia, para que le ayudara como acólito. Por lo tanto, Gabriel fue uno de los primeros de su generación en subirse a un avión, toda una hazaña para aquel tiempo, sobre todo para un niño de su edad.

Respecto a la música desde pequeño le llamó mucho la atención la forma en que el sacristán Dn. Alejo armonizaba las misas y ceremonias religiosas. Siendo monaguillo el niño Gabriel tenía la oportunidad de observarlo más de cerca y le preguntaba cosas propias de los niños, que cómo funcionaba el armonio,

para que era esto y para qué era aquello, etc.

 

Ya en el Seminario empezó por su cuenta a tratar de tocar melodías y cantos religiosos en el armonio de la capilla, con el permiso de sus superiores.

 

Las clases de canto y las prácticas del coro lo fueron preparando para una afición más clara hacia la música. Durante las vacaciones iba a visitar a su tío

sacerdote a la lejana diócesis de Toluca y él en ocasiones le daba la oportunidad de cantar en las misas e incluso de suplir al cantor Dn. Trini cuando por alguna razón este no podía asistir a dichas ceremonias religiosas.

 

Dicho cantor le ayudó mucho a practicar en los armonios de las capillas que visitaban.

Un cuñado de Gabriel tocaba muy bien la guitarra y le gustaba componer. Trabajaba para la CBS en Naucalpan, Edo. de Mex., y en ocasiones se juntaban para cantar en dúo canciones campiranas y románticas, incluyendo algunas de sus composiciones. Desgraciadamente su cuñado murió en un accidente, truncando así su carrera como compositor y cantante profesional, pues en la Cía. disquera donde trabajaba le habían autorizado ya a grabar su primer disco.

Músico, escultor artesano y escritor viviendo en Manzanillo, nació en Comala, el 27 de febrero de 1950, en el seno de una humilde familia de campesinos, compuesta de 14 hermanos: 7 hombres y 7 mujeres. Su vida giraba alrededor de las labores del campo, los varones ayudando en la siembra y cosecha del frijol, del maíz o del jitomate y las mujere auxiliando a su incansable madre a preparar los "bastimentos" y comidas para quienes se iban a trabajar al campo.

En la escuela primaria le encantaban las clases de trabajos manuales y aprendió a dibujar, pintar, a hacer pequeñas esculturas de yeso o barro y a colorearlas, a decorar objetos como lámparas de petróleo o quinqués, a tejer y teñir hamacas, etc. Sin embargo, su mamá soñaba con que hubiera un Sacerdote en la familia y terminando la educación primaria lo inscribió en el Seminario Menor de Colima, ubicado en aquel entonces en Lo de Villa, Col.

A raíz de esa experiencia a Gabriel le empezó a atraer la idea de componer sus propias canciones, pero no fue sino hasta pasados algunos años que realizó sus primeras composiciones.

Mientras tanto, una vez convencido de que su vocación no era la vida religiosa, el joven Gabriel se trasladó a los Estados Unidos, con la idea de aprender inglés, lo cual logró después de varios meses de estadía en aquel bello pero ajetreado país. Después de un año y medio se regresó a México y a los pocos meses decidió terminar una carrera universitaria en Europa, escogiendo para ello la Universidad Católica de Lovaina. Vendió el “bochito” que tenía para comprar el boleto de avión y lleno de espíritu aventurero se lanzó a cruzar el Atlántico.

 

Tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para adaptarse a un país con un idioma y cultura distintos, un clima extremo para alguien que va de la costa mexicana y un costo de vida mucho más alto que el de su país. Por fortuna logró aprender rápido el francés y a los tres años se recibió como licenciado en Lingüística, por la Facultad de Filosofía y Letras de tan histórica y honorable institución pedagógica. Durante su estancia en la Universidad de Lovaina, tuvo la oportunidad de

aprender a tejer tapetes y alfombras con lana australiana en unas vacaciones, mientras trabajaba en una abadía cercana a la frontera francesa.

 

También participó, junto con otros estudiantes mexicanos, en un Festival de Música Internacional organizada por la misma Universidad, representando dignamente a su país con canciones como Canción Mixteca, Ay Jalisco no te rajes, Guadalajara, etc., siendo aclamados por los entusiasmados asistentes, quienes les permitieron prolongar su presentación a casi una hora, cuando a los demás países solo les permitían 15 min. como máximo.

Con el dominio de tres idiomas -español, inglés y francés- no le fue difícil a su regreso encontrar un buen

empleo, comenzando a trabajar en el Hotel Las Hadas en febrero de 1978. El ambiente tan agradable del

lugar, su arquitectura de fantasía estilo morisco, sus jardines, palmeras y fuentes, más la tranquila bahía

de Las Hadas fueron una fuente continua de inspiración para la creación de varias de sus canciones,

entre las que destacan:

  • Soy Manzanillo

  • El amor que esperas

  • Ya se fue

  • Reencuentro

  • Yo

  • Mi Comala de ayer

  • Cuando vuelvan las Gaviotas

  • La Chica Italiana

  • Y todo por ti

  • Que es el amor

  • etc.

Hubo un intento de su parte por participar en el Concurso de Televisión "Valores Juveniles", pero a pesar de que varias de sus composiciones fueron seleccionadas entre las 100 mejores que habían sido recibidas por el jurado, al final el artista local que había escogido y preparado Gabriel para interpretarlas

no se animó a participar, cancelando el viaje a Guadalajara un día antes del certamen, al cual asistieron

únicamente como espectadores su esposa y él, con una gran frustración. En dicho evento se dieron a conocer intérpretes tan famosos como el grupo Maná y Mijares, entre otros.

Hasta ahora lleva registradas alrededor de 100 canciones, teniendo en el tintero más de mil quinientas

composiciones aún en proceso de ser terminadas.

 

Hace algunos años participó en un concurso para componer un himno al mártir de la Diócesis de Colima,

San Miguel de la Mora, habiendo obtenido el segundo lugar de dicho certamen.

 

Gabriel siente que le ha faltado dedicarle más tiempo a este proyecto para dar a conocer sus canciones, pero desafortunadamente no existen muchos apoyos para este tipo de actividades, menos ahora que las grandes compañías disqueras han desaparecido o están a punto de hacerlo, y se ha tenido que dedicar a otras labores para llevar el sustento a su familia.

 

Ahora que está en edad de retirarse ha decidido retomar estas dos actividades -tallado de madera en miniatura y composición musical- y con gran gusto se ha enterado de la existencia de la página web Culturama Colima, que el gobierno del estado ha puesto al servicio de los artistas de nuestra región. Espera él que a través de este medio se logren dar a conocer sus proyectos y aficiones artísticas, tanto a las comunidades regionales como a las de nivel nacional e internacional.

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Gabriel Torres Zamora

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